Emanciparse supone un gran reto, en el que es necesario poner en valor todas las fortalezas y habilidades propias; pero, en el caso de los chicos y chicas extutelados, las historias personales previas los colocan además en una situación de extrema vulnerabilidad.
Buscar piso, formarse, acceder a un puesto de trabajo y mantenerlo, tramitar documentación, aprender a gestionar la propia economía, tener adultos de confianza cerca, cuidar una buena red de amigos… son solo algunas de las cuestiones que deben resolver de forma autónoma y sin apoyo, especialmente cuando, en la mayoría de los casos, cumplir 18 años supone dejar el recurso de forma automática.
El objetivo es favorecer la estabilidad afectiva y económica de los niños y niñas en su salida, en aquellos casos en los que no existe una red de apoyo externa o no disponen de los recursos adecuados para afrontar las dificultades del inicio de una vida autónoma.
Aunque antes de alcanzar la mayoría de edad, en los planes de trabajo individuales, ya se van marcando las etapas para la adquisición de las habilidades y recursos personales necesarios para la autonomía, el proceso necesita en muchos casos una continuidad (a través del Programa Contigo) para que estos chicos y chicas puedan hacer frente al enorme reto que supone la emancipación.